El competir resta las energía colectivas y lleva a la sociedad a su autodestrucción

El Éxito

Tener éxito a económico (como es comúnmente entendido) requiere el comprar barato y vender caro. Ese es el concepto del lucro. No depende de una ganancia justa. Depende de cuánto podamos explotarnos unos a otros. Quienes tienen el mayor éxito en esta empresa, logran el éxito económico. Quienes no, pierden hasta sus derechos más fundamentales.

La mutua explotación no es solamente una medida de supervivencia empresarial, es también lo que se requiere para ganarse la vida en el esquema económico en laboral. Sin, embargo, en una sociedad en la que no se sobreexplota los recursos naturales, no se consume lo que no se necesita, no se requiere convencer a los usuarios de usar más de lo que en realidad requieren y que posiblemente los puede perjudicar; en esa sociedad no hace falta crear monopolios que creen la escasez y por ende la explotación mutua para lograr ganarse la vida.

El hecho de que se produzca para otros, conlleva a la concepción de una economía en la que lo que uno tiene se oponga a lo que otro tiene. Si se produce para uno mismo, este desbalance y competencia desaparecen. Se da paso a la colaboración y a la creación, en lugar de a la competencia y a la destrucción.

¿Cómo producir para uno mismo sin hacerlo de una manera mediocre?

Al momento de adquirir algún producto o servicio se requiere del proceso de comprar. Si este comprar se realiza a las instituciones que uno mismo posee, se deja de intentar explotar al comprador o al vendedor, ya que esto es contraproducente. Un ejemplo de estos diferentes esquemas se puede aplicar cuando compramos cualquier cosa. Si compramos pan, buscamos el mejor pan al menor precio. Si somos dueños de la panadería, solamente buscamos que los insumos sean los mejores al menor precio. No buscamos explotarnos a nosotros mismos. El ser socio, conlleva el beneficio de que uno no se dedica a todo y por ende se puede lograr mayor calidad.

Así mismo se puede aplicar el mismo método a la mano de obra. Si nosotros mismos somos los trabajadores, no buscaremos pagar el menor sueldo. Buscaremos realizar el mejor trabajo en el menor tiempo con la mayor producción y el mejor sueldo. No requerimos trabajar en todas las industrias para que funcione este sistema, solamente trabajar en una y ser socios de todas de las que consumimos.

¿Cómo ser el proveedor de todo lo que uno compra?

Existe una nueva forma: la de ser prosumidores. Este concepto se logra en la práctica cuando los productores producen para si mismos. Cuando haya un exceso de producción, este exceso se puede vender y cobrar un precio de mercado. Esto se debe hacer así para que otros no se aventajen de un precio más bajo para vender más caro sin beneficiar a todos. Sin embargo, para evitar que este precio produzca una explotación sobre el comprador por su exceso, se adjudica al comprador la utilidad como su inversión. Tomando el ejemplo anterior para esto, se lo puede virtualizar mediante la siguiente explicación:

Una panadería fabrica pan. Usa el pan para que lo coman los socios y sus familias. El exceso es vendido a precio de mercado. La utilidad se considera inversión del consumidor. Este sistema puede motivar la compra, haciendo del panadería una panadería preferida ya que todos preferimos comprar a nuestros propios negocios. Esta forma de comercialización también evita el overstock.

Busquemos mecanismos para lograr que esta forma de producción y consumo se vuelva una alternativa para lograr un Mundo más justo, más consciente de las necesidades de todos sus habitantes y de la sustentabilidad de sus recursos.